Si uno quiere cultivar frutas y hortalizas ecológicas, el participar en
un huerto urbano comunitario no es la única opción. Si disponéis de un espacio con un poco de luz, por muy pequeño que sea, podéis tener vuestro propio huerto urbano sin salir de casa! Esperamos demostrar en los próximos posts que incluso en un piso sin balcón o terraza podéis cultivar una parte de vuestra comida con un mínimo gasto de tiempo y dinero.
Hoy empezaremos hablando de tres necesidades básicas para todas las huertas; es decir luz, macetas y tierra.
Aunque hay muchas
plantas ornamentales que crecen muy bien sin luz, son necesarias 5 a 6 horas diarias de luz solar directa para cultivar hortalizas, sobre todo si son hortalizas de fruto como tomates, calabacines, guisantes, etc... Si el lugar donde quieres poner tu huerta en casa tiene menos luz, lo mejor será cultivar hortalizas de hoja como las espinacas, acelgas, lechugas, repollos, etc... Leyendo un poco acerca de las
necesidades de cada planta podéis tener más idea de qué plantas son más aptas para el sitio donde plantarás tu huerto. Si aún así no dispones de suficiente luz solar, se puede emplear algún truco como pintar las paredes de blanco para que reflejen más luz a las plantas.
A no ser que dispones de un jardín, será necesario instalar algún tipo de contenedores para plantar las hortalizas. A la hora de elegir qué tipo de contenedor, hay que tener en cuenta tanto su peso, volumen y profundidad como la comodidad con la que podrás mover o cultivarlo.
Una opción particularmente apta para la huerta en casa es la
mesa de cultivo. En primer lugar, son muy cómodas de cultivar al no tener que agacharse para cuidar a las plantas, tienen un peso reducido en comparación con las macetas tradicionales de barro y además suelen tener una mayor tamaño de superficie, permitiendo cultivar varias hortalizas juntas. No obstante, pueden ser más caras y difíciles de conseguir que las macetas tradicionales, es mejor utilizarlas en el exterior para que el agua de riego no estropea el suelo de la casa y además requieren más espacio que algunos otros contenedores.
También por supuesto se pueden utilizar macetas de toda la vida aunque sugerimos las macetas fabricadas de plástico u otro material ligero antes de las de barro. Si bien es cierto que las macetas de barro retienen más agua, también pesan mucho más y por lo tanto son difíciles de mover de sitio y hasta pueden dañar el suelo de tu casa o tu balcón. Unas pequeñas macetas de aromáticos, lechugas y
flores comestibles en un rincón soleado de la cocina son una forma atractiva y fácil de dar un toque especial y ecológico a tus ensaladas. Recomendamos una mezcla de macetas de distintos tamaños y alturas, ya que cada planta necesita una
cantidad distinta de tierra.
Si no quieres gastar mucho dinero en contenedores o prefieres reciclar en lugar de comprar contenedores nuevos, también se puede usar directamente un saco de sustrato con unos agujeros para meter las plantas, cajas de fruta o cestas forradas con una lámina de plástico, garrafas de plástico cortadas por la mitad o hasta
fabricar una jardinera grande para varias plantas con unos palets. La verdad es que las cosas que se pueden reciclar en macetas son ilimitadas! Otra vez, recomendamos utilizar una mezcla de contenedores de tamaños y alturas distintas.
Ahora que disponemos de algunos contenedores para nuestras plantas, será necesario rellenarlos con tierra. El mejor sustrato para una huerta en casa tanto por su textura y fertilidad como por su reducido peso y capacidad de absorción de agua es una mezcla de materia orgánica en descomposición (compost, estiércol fermentado o humus de lombiz) y algún sustrato orgánico como la fibra de coco. No es buena idea usar tierra normal (como la que encontramos en un parque o un jardín por ejemplo) en una huerta en casa ya que en primer lugar tiene un peso elevado y en segundo lugar se apelmaza de forma muy fácil, dificultando los labores de la huerta y el crecimiento de las plantas.
Una vez ya comiences con tu huerta en casa, será necesario asegurarnos de que la tierra que utilizamos siga teniendo vida y fertilidad año tras año. Esto se puede conseguir realizando una
rotación de cultivos (de una maceta a otra por ejemplo), plantando
un abono verde como trébol blanco o guisantes en invierno o añadiendo compost (que también podemos fabricar en casa con
algún minicompostador), estiércol descompuesto, humus de lombriz o algún otro abono natural. No recomendamos abonos químicos por diversos motivos en los que no entraremos aquí ;-).
No os perdáis el próximo post donde investigaremos qué plantas será mejor cultivar según el espacio que tenemos y la temporada y también cómo podremos asegurarnos de que nuestra huerta en casa tenga la cantidad justa de agua para crecer.